martes, 18 de enero de 2011

EL BURGALESISMO PRÁCTICO

Una de las últimas sorpresas de nuestra vida política local la aportó, coincidiendo con el fin de año, el secretario de los socialistas burgaleses, José Mª Jiménez, anunciando que “la campaña electoral del PSOE se basará en el burgalesismo práctico”. Parece que las encuestas internas que maneja el partido socialista deben ser tan malas como los sondeos que, de manera inmisericorde, publican los medios de comunicación. Solo así se justifica esta nueva pirueta estratégica procedente de quienes, hasta hace bien poco, alardeaban de tener el “mismo mensaje en todos los rincones de España”. Pero tras la sorpresa vino la decepción, porque para el máximo responsable de los socialistas burgaleses, su burgalesismo, lejos de traernos propuestas novedosas de futuro para nuestra tierra, parece limitarse a una cansina repetición del rancio “puta pucela”. El partidismo trae consigo estas orejeras: “si los rivales gobiernan en Valladolid, caña al Pisuerga; si los nuestros se acomodan en La Moncloa o en Ajuria Enea, benditas sean las aguas del Manzanares o del Zadorra”.
Si los responsables del PSOE burgalés creyeran de manera práctica en Burgos, hace ya mucho tiempo que habrían presionado a sus compañeros del gobierno central para que no se paralizaran las autovías de Aguilar o de Logroño, para que el AVE ya estuviera en nuestra ciudad, para que la cirvunvalación de Burgos o la autovía del Duero tuviesen a las máquinas trabajando, para que Castrovido fuese ya una realidad, para que el ferrocarril directo Madrid-Burgos no agonizara, o para que el corredor de la N-I entre Burgos y Miranda no siga siendo una carretera de la muerte… Pero todo esto significa trabajar todos los días por la tierra de uno y, seguramente, llegar a más de un encontronazo con los altos jerarcas del PSOE, esos mismos que deciden la composición de las listas electorales, y claro: con las cosas de comer no se juega. Un “burgalesismo” práctico de verdad, es consciente de que el gobierno de la Junta del PP, practica un centralismo contrario a la mayor parte de las provincias de la Comunidad Autónoma y perjudicial para el proyecto conjunto de Castilla y León, pero percibe también que el gobierno central hace ya mucho tiempo que nos toma a los burgaleses, como al resto de los castellanos, por el pito de un sereno.
Estamos en un año electoral, y el próximo 22 de Mayo se renovarán nuestros ayuntamientos y el parlamento de Castilla y León, y el nerviosismo invade a muchos de los responsables de los grandes partidos, quizás el Sr. Jiménez es uno de ellos, y debe sacar rápidamente un nuevo conejo de su chistera, ante la desafección de una buena parte de su paciente parroquia. La profundísima crisis económica, que está provocando una destrucción de empleo y desactivación económica sin parangón, se ha llevado por delante la escasa confianza en el futuro y en la clase política que había en nuestra sociedad, provocando que para el 70% de los electores, Rajoy o Zapatero generen poca o ninguna confianza, y que el previsible desplome electoral del PSOE sea solo tibiamente rentabilizado por el PP.
Los próximos comicios electorales debieran ser un momento idóneo para definir el modelo de ciudad que queremos para Burgos, para reflexionar acerca de sus oportunidades, para encontrar alternativas modernas y endógenas que potenciando nuestros recursos, nos ayuden a crear actividad económica y a dejar una ciudad más humana, sostenible y competitiva a nuestros hijos. Desgraciadamente, el enrarecido clima político que vivimos a nivel estatal entre el PP y el PSOE, amenaza con contaminarlo todo, y transformar el necesario debate de proximidad acerca de que ciudad queremos, en un mero apéndice del “ZP vete” o “ZP quédate”. Desde el PARTIDO DE CASTILLA Y LEÓN (PCAL-Burgos) creemos que en el momento actual, en que padecemos una fortísima crisis económica, los dos grandes partidos están desautorizados y desacreditados ante gran parte de la opinión pública, y no podemos permitir que el circo en que se ha convertido la política estatal secuestre una reflexión participativa y un debate transparente, sobre las reformas urgentes que nuestra ciudad necesita.
Y la verdad es que las perspectivas electorales en la ciudad de Burgos pueden ayudarnos a ello. La candidatura socialista que encabeza Escribano tendrá complicado, ante el vendaval que azota al PSOE a nivel nacional, mantener los resultados socialistas actuales en el consistorio burgalés; mientras la comparecencia de Javier Lacalle como primer espada de las listas populares, parece no generar entre el electorado conservador el mismo entusiasmo que su predecesor Aparicio. Si a estas “fugas” de votos de los partidos centralistas mayoritarios, se suman los sufragios que queden “huérfanos” si se materializa la anunciada retirada de José Mª Peña, y teniendo en cuenta los resultados obtenidos por otras formaciones sin representación en 2007, tendríamos aproximadamente a 20.000 burgaleses tentados de apoyar electoralmente a las nuevas formaciones políticas emergentes en el mapa político local: UPyD, IU y PCAL, que pueden, tanto en el debate preelectoral como en el posterior juego institucional, cobrar un protagonismo fundamental.
Desde el PARTIDO DE CASTILLA Y LEÓN (PCAL), consideramos que el debate que hoy interesa a Burgos y a los burgaleses, cada vez más desapegados de las consignas frentistas del PP y del PSOE, se basa en poner a Burgos y la resolución de sus problemas, bajo el foco principal de la atención ciudadana, con reivindicaciones sensatas e imaginativas, que conciten grandes acuerdos cívicos, grandes consensos políticos, en definitiva un gran “Pacto por Burgos”.
Un proceso centrado, en nuestra opinión, en la captación de nueva actividad económica para nuestros polígonos industriales, en atraer empresas vinculadas a las nuevas tecnologías, al medio ambiente y a la sostenibilidad, en crear empleo estable y de calidad para nuestra tan formada juventud, que abandona a miles cada año nuestra tierra, en la promoción de actuaciones emergentes como la capitalidad de la Lengua o la Facultad de Medicina y en la apuesta por una gestión económica municipal austera y participativa, lejos del derroche y del oscurantismo que ha caracterizado la etapa de Aparicio. Es preciso también abordar con urgencia, pero con rigor, el necesario debate sobre el papel que Burgos debe jugar en el conjunto de Castilla y León, venciendo el centralismo de la Junta y reconociendo a Burgos como capital industrial y judicial de la Comunidad Autónoma. Finalmente, para nuestra ciudad es vital reivindicar el papel de Burgos como nodo logístico para las comunicaciones del norte de España, tanto para mercancías como para viajeros.
No sé si el “burgalesismo práctico” del PSOE calará electoralmente -me temo que no-, pero en mi opinión, lo más práctico para los burgaleses es dar un contundente voto de castigo al PP y al PSOE en las próximas elecciones municipales y autonómicas; otras opciones razonables para su voto parece que sí que van a tener.